sábado, 30 de marzo de 2013

APRA: DESPUÉS DE LA REVOCATORIA, ¿QUÉ?

                                                                                                               Por: Wilbert Bendezú Carpio *

BREVE APUNTE

Fui, en el APRA, uno de los que no estuvo de acuerdo con el proceso de revocación contra la alcaldesa Susana Villarán y así lo expresé en las instancias correspondientes. No es el momento ni el espacio para repetir los argumentos de esta posición, que en su mayoría ya son conocidos.

Sí sostengo que debemos reformar la institución de la revocación de autoridades locales o regionales elegidas democráticamente y, aunque sea muy difícil modificar la Constitución, no creo que sea imposible incorporar algunos requisitos que impidan un fusilamiento temprano del inquilino de un gobierno municipal o de uno regional.

Sin embargo, los voceros de mi partido expresaron el punto de vista de la mayoría de apristas y sostuvieron con bastante firmeza cada uno de los argumentos que nos llevaron a respaldar la revocación de la alcaldesa de Lima Metropolitana, que tampoco repetiré en esta apretada síntesis. Solo diré que cuando el APRA asumió el SÍ por la revocación, preferí guardar silencio y envolverme en la disciplina del partido. Marqué 39 veces SÍ y, desoyendo la acerada y drástica orden de mi movimiento político, tracé un cómplice NO por Fernán Altuve.

Aunque todavía no conocemos el resultado de este proceso de revocación, que probablemente sea la permanencia de la señora alcaldesa Susana Villarán y el despido de la totalidad de sus regidores (léase Fuerza Social), me parece oportuno tratar un tema que en otros tiempos, quizás, debería escudriñarse detrás de las impenetrables paredes de los locales de mi partido.

Hay temas que por su trascendencia llegan a ser materia de discusión cotidiana y que en un mundo tan globalizado y comunicado como el nuestro, es necesario tratar sin tapujos no solo en el interior de un partido sino también con toda la opinión pública.

Pienso que una condición para la sobrevivencia de los partidos es que dejen de lado los tramposos padrones, se abran a la sociedad y propicien las elecciones primarias, que son una avanzada expresión de democracia interna que se está consolidando en la mayoría de los países. Una modificación de la Ley de Partidos Políticos podría ser un buen inicio para este recambio. (Estamos concluyendo un trabajo sobre las elecciones primarias y su importancia para la democracia en los partidos políticos en el Perú.)

Trato estos temas electorales que hoy involucran a mi partido político, cuando ya casi va quedando atrás un proceso en el que los espacios de debate se convirtieron en escenarios de mezquindades, pequeñeces, injurias e insultos propios de lo más vil de la miseria humana.

Al estilo de Montesinos, aparecieron grabaciones ocultas por las que nos enteramos del final que le esperaba a quien inició esta revocación: o ser consumido por una bacteria (mediante nuestro plato bandera) o terminar en el fondo del mar. Así Marco Tulio pasaría a mejor vida.

El jurado electoral dará su veredicto recién dentro de unos días; mientras tanto, los aliados de la señora Villarán están en un compás de espera en el municipio, ahora sí, como inquilinos precarios, antes de ser despedidos.

¿CÓMO DEBE ENFRENTAR EL APRA SU FUTURO ELECTORAL?

La primera decisión que debemos tomar como partido es si vamos a presentar candidatos propios a la convocatoria electoral inmediata para reemplazar a los regidores vacados. Es crucial definir nuestra presencia y ver cuánto podemos arañar de ese 49% de molestos ciudadanos (con la alcaldesa) de Lima y de ese 52% que ha despachado a sus casas a sus regidores. ¿Iremos solos? o seremos comparsa de algún grupo afín. Esa es la gran cuestión, al decir de Lenin.

En este escenario, la responsabilidad del aprismo es mayor pues tiene ante sí una ruta electoral muy complicada, aunque se puede llegar a buen puerto... si se enfrenta con tiempo. Hoy estamos tratando este tema con empeño en el CEN del APRA. De ahí que los lineamientos de política municipal tienden a fortalecer la organización y promover la presencia juvenil en las listas de candidatos a los gobiernos municipales y regionales. Se trata de encontrar un plan municipal que nos acerque al votante, tan esquivo con el aprismo en las elecciones municipales.

Esta nota se dirige, fundamentalmente, a llamar la atención sobre la trascendencia del proceso de elección de alcaldes y regidores municipales, y a no descuidarlo, para que no se repita lo que pasó con el aprismo en las elecciones municipales de 2010. Es un asunto neurálgico (vivido en carne propia) y hay que encararlo desde hoy.

Además --es bueno recordarlo--, este proceso electoral municipal (tan cercano) está muy entrelazado con el de 2014, que a su vez es un anticipo de las elecciones presidenciales de 2016. Como debemos afrontar este tema más temprano que tarde, quizás sea bueno --hoy ya no es ningún secreto-- contar los sinsabores y momentos cruciales que vivimos en el proceso electoral de 2010, cuando tenía bajo mi responsabilidad la secretaría general política del partido.

UN ERROR QUE NO DEBEMOS VOLVER A COMETER

Recuerdo mucho que cuando debimos elegir a nuestro candidato a la alcaldía de Lima Metropolitana para el proceso electoral de 2010, estuvimos reunidos con la Comisión Política hasta las 11:45 de la noche del día en que se vencía el plazo establecido por la ley para presentar candidato; solo nos quedaban 15 minutos.

No logramos ningún acuerdo y decidimos marcharnos presurosos al local central del APRA, donde una enardecida Convención Metropolitana de Lima nos esperaba y pedía elegir candidato.

En esas circunstancias tan adversas y difíciles, la Convención Metropolitana designó a Carlos Roca, un aprista de convicciones acendradas. Él aceptó esa gran responsabilidad con la convicción y la fuerza de los que saben asumir un reto en las horas difíciles. Al poco tiempo el partido retiró su candidatura y nuestros representantes (léase candidatos municipales) en los distritos quedaron a la deriva. Todo lo demás es historia conocida.

Esto no debe repetirse en el partido de Haya de la Torre. Las decisiones se deben tomar con tiempo suficiente. Una campaña electoral, lo sabemos quienes hemos estado en muchas de ellas, no se improvisa; se va construyendo poco a poco. Estas lides se hacen en torno a una persona (candidato) y los planes (cuando se debaten ideas) marcan, en definitiva, la ruta que debe recorrer un partido que de verdad quiere competir y ganar un proceso electoral.

Para evitar que esto se repita, llamo desde aquí la atención del aprismo en general. No debemos repetir estos errores, no debemos improvisar y menos esperar el último momento.

Tenemos cuadros y hasta ahora tiempo... y esto debe jugar a nuestro favor para enfrentar con éxito las futuras elecciones; la de los regidores que ya está cerca y, obviamente, la de 2014.

Pese a los improperios de sus enemigos, el APRA es un movimiento capaz de remontar circunstancias adversas y difíciles.

En reiteradas oportunidades de su historia, estos enemigos declararon sus funerales, pero casi todos estos sepultureros están hoy bajo tierra.

Hemos sobrevivido a peripecias, algunos nos quieren empequeñecer, pero pese a ello siempre estamos presentes en la agenda nacional.

Recuerdo cómo en la década de los 1990, cuando parecía que la dictadura de Fujimori y Montesinos nos reducía a lo más insignificante, apareció de lo más profundo y místico de nuestra herencia, la fuerza heroica de un partido que, pese a lo que se diga, siempre está presente. Señal de que Víctor Raúl nos acompaña.

*Actualmente es el Sub-Secretario General Político del APRA.