miércoles, 26 de junio de 2019

Hace ya casi 50 años

HACE YA CASI 50 AÑOS

Hace ya casi 50 años que  aprendí esta noble y hermosa profesión de las ediciones, lo hice  publicando trabajos míos y también de otros autores, he confeccionado revistas, libros, folletos, semanarios y tantas publicaciones que vienen a mi recuerdo, me hice periodista y también escritor.
Todavía llegué a utilizar el antiguo mimeógrafo, y con mis compañeros apristas de la fábrica donde laboramos en ese tiempo, publicamos una revista de cuyo nombre nunca me he olvidado, se llamaba: EL MATADOR. Todas las semanas, puntualmente, se imprimía nuestra revista que, por cierto, competía con la de los comunistas y los velasquistas en esos tiempos.

Esta profesión la de editor y periodista lo aprendí ayudando a Haya De La Torre, en mis estudios me volví más bien autodidacta, desde entonces la lectura es indesligable, está conmigo todos los días, no era tan regular en la asistencia a mi universidad, recuerdo que terminé mis estudios el año 1979, soy bachiller en Derecho (mi grado mayor), fui ganado por la acción, me cautivó más el estar cerca a Víctor Raúl, era un cuadro las 24 horas del día, nada era más importante que el partído, así nos hicimos, así nos forjamos, me convertí en editor y periodista.

Eran los años 70, se confeccionaba en ese tiempo: El Correo Aprista, el Suplemento del Correo Aprista, El San Marquino, El Pan Caliente, El Juan Pueblo, y otros que circulaban, en algunos casos, clandestinamente.

A mi lado estaba Boritz Boluarte y su hoy cuñado Juan Carlos Calderón que portaba, siempre, una cámara fotográfica. Nuestra tarea, en ese tiempo, consistía en llevar y revisar los originales escritos por Víctor Raúl (en realidad él escribía todo lo que se iba a publicar) a la imprenta, cuando ya se utilizaba el material, las hojas hechas a máquina,  con la misma que está ahora en su biblioteca de Villa  Mercedes, me dedicaba a juntar una a una. 

Ahora que ha pasado tantos años las he vuelto a revisar y me doy cuenta que es una cantidad importante la que conservo, sospecho que el apego a las impresiones hizo que Boritz se inclinara por ese rubro, hoy es uno de los editores (por no decir el mayor) de mayor renombre de una revista dedicada a la jurisprudencia, en cambio mi camino se asentó siempre en las publicaciones políticas y muy afincadas en los ideales de mi partido, nació Frente Único que tuvo mucha acogida y presencia dentro y fuera del APRA, libros como 130 Artículos y Una Sola Idea sobre el APRA (el primero después de la muerte de Víctor Raúl, editado y publicado en Mayo de 1981) con cuya edición recorrimos durante un año ,casi por todo el país, con el entonces diputado y luego 2 veces presidente del Perú compañero Alan García Pérez, en tiempos más recientes editamos la revista Matices, publicamos muchos libros de autores apristas entre ellos de Alva Castro y Alan García Pérez.

Aprendí esta profesión (editor y periodista) y desde entonces a lo largo de toda mi vida, con algunas excepciones muy puntuales, por ejemplo cuando fui diputado (1985- 1992) o Parlamentario Andino (2006- 2011) siempre he vivido de mis producciones editoriales.

Aprendí a confeccionar de principio a fin  viendo al propio Víctor Raúl, verlo sentado escribiendo en su máquina, agregando algunas tiras de hojas cuando la idea le quedaba corta, dando algún tamborileo con sus manos en el momento que estaba cerrando sus capítulos finales, cuando la hoja estaba llena era capaz de cortar y agregar un papel adicional y engarzar ahí la idea o el texto que se le ocurría en ese momento, escuchaba el tecleo de la maquina Olimpia parado o sentado en su biblioteca, cuando terminaba nos decía su palabra que ya para nosotros era tan familiar: YA ESTÁ. Ahí nomás habia que correr a la imprenta llevando el material que, en muchos casos, nos entregaba sin revisarlo, muchas hojas de las que conservo guardan el color de la tinta del lapicero que utilizaba para corregir textos, hoy los miro y me embarga una enorme nostalgia, mas aún porque escribo estas líneas en la madrugada, sentado en el sillón de al lado y en su propia biblioteca.

No lo sé, quizás en algún momento reciba alguna señal de  Víctor Raúl, al fondo está su sillón, mas adelante su escritorio, una llovizna inusual va tocando las lunas de las ventanas, siento como en marzo de 1979 el mismo ulular del viento, con mucha fuerza, aún cuando el estío nos sigue abrazando con intensidad.

Pero sigo en lo mío, hoy me propongo llevar adelante un proyecto editorial de vieja aspiración y por cierto de antiguo compromiso con el propio Haya De La Torre, no son tiempos buenos para las publicaciones en papel, el mundo de hoy con su actual tecnología, que duda cabe, está desplazando a los impresos, la rapidez de las comunicaciones hace que la gente vaya perdiendo la buena costumbre de la lectura, sobre todo de este tipo de publicaciones.
Es verdad, uno no puede quedarse al margen de la tecnología y de los avances que hoy ocurren, tan cerca estamos de ella, que nosotros mismos, desde la casa museo Haya De La Torre sostenemos un programa todos los días sábados a través del facebook, creo que vamos bien, con aceptable sintonía y recepción, no nos quejamos.

Pese a todo ello nunca perdí el entusiasmo por seguir produciendo ediciones  impresos en papel, sigo confiando en la buena costumbre de muchos que hacen que la lectura de un texto es mejor en papel que en la pantalla, aunque debo confesar que ya pesan sobre mí libros leídos en mi pequeño IPAD, que de paso me está sirviendo para escribir este texto de última hora, sospecho que no está bien hilvanado por el apuro del cierre de esta edición.

Indoamérica quiere asumir ese reto de ser una revista que sea capaz de subsistir en un tiempo en el cual la tecnología va devorando los impresos, que la belleza de una publicación (amén de su buen contenido) sea capaz de ser palpado, de ser leída página a página , de ser coleccionada, de poder subrayar lo que se crea que hay que resaltar en una lectura, finalmente ser parte de una colección de quien lo requiera en consulta.

Hoy aparece el primer número de Indoamérica, que duda cabe que gran parte de su contenido guarda fidelidad a una ideología, a un principio, a una idea, a un personaje como es Haya De La Torre. 
Un especial agradecimiento a nuestros colaboradores que han confiado en este proyecto que hoy sale a luz, gracias a ellos por sus artículos y sus notas para este primer número.

Como siempre ha sido a lo largo de toda nuestra vida, aprendida del propio Haya De La Torre, nuestra revista indoamérica está financiada enteramente (incluye riesgo de bancarrota) por el director de esta publicación, sobrellevamos los costos con las ventas de cada número y avisos de publicidad que se puedan obtener en el futuro, no tenemos acreedores ni estamos hipotecados a nadie, solo al pensamiento y a la figura de Haya De La Torre.

                                                         Villa Mercedes, madrugada del 17 de Marzo del 2019
                                    
                    


                                                                   Wilbert Bendezú Carpio.
                                                                    Director de Indoamérica