jueves, 11 de abril de 2013

HAYA DE LA TORRE Y LUIS BEDOYA REYES: A PROPÓSITO DE UN HOMENAJE


Por: Wilbert Bendezú Carpio *

Leí en el diario El Comercio la noticia del merecido homenaje que el Colegio de Abogados de Lima tributó el 02 de Abril a don Luis Bedoya Reyes en su local institucional.

Siento una enorme tristeza por no haber sido invitado y en consecuencia no haber estado presente en el mismo. Es uno de los pocos homenajes (que incluyó una condecoración) al que, a pesar de la falta de invitación, me hubiera gustado asistir... Ganas y deseos no me faltaban, pero nunca olvidaré una lección que el mismo Haya de la Torre nos dio a quienes participamos en sus clases en el parlamento universitario y en la escuela de dirigentes: “Nunca vayan a un lugar al cual no sean invitados, pueden ponerles mala cara”. Y continuaba: “Al único lugar al que deben asistir sin invitación es al local del partido”.

Sin embargo, esta falta de invitación no me impide sumarme al homenaje a don Luis Bedoya Reyes, que acaba de cumplir 94 años y que con Armando Villanueva (por quien estamos orando todos los días) representan un pasado político siempre signado por la decencia y el respeto mutuo, a pesar de las naturales discrepancias entre quienes luchan por ideales, que pueden ser o parecer distintos.

Soy un aprista que vivió de cerca la campaña electoral realizada para elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente —la que redactó la Constitución de 1979, por cuya restitución seguiremos trabajando— en la que Haya de la Torre alcanzó el primer lugar en el voto preferencial (Corpancho, ¿dónde estarás?) y el C1(1) alcanzó más de un millón de votos. Por eso presidió las juntas preparatorias.

El solo hecho de ser una figura legendaria por haber entregado su vida a la causa del pueblo, a la lucha por la justicia y a la integración continental (proyecto que los apristas nunca debemos abandonar), convertía  a Haya de la Torre en el más indicado para asumir la Presidencia de la Asamblea Constituyente. Pero no todos tuvieron la grandeza para reconocer esta trayectoria. Y los grupos ligados y dependientes del comunismo internacional se opusieron a ello a toda costa. ¡Qué duda cabe, estaba presente el debate que se inició en Bruselas en 1927!

Allí, en Bruselas, Haya de la Torre marcó la línea divisoria con el comunismo internacional. Mientras desde Europa y desde la Unión Soviética se ordenaba a sus áulicos a sostener que el socialismo, con la dictadura del proletariado, era el único camino para nuestras naciones... y el mundo, Haya de la Torre sostenía que la disparidad histórica determinaba la disparidad económica y social. Por consiguiente, el camino para nuestros países no era el que nos señalaba el marxismo-leninismo, sino que debía ser una alianza de clases, a la que llamó Frente único, y su independencia debía expresarse a través de la integración de nuestros pueblos, tesis que, fieles a su estilo acomodaticio, hoy nuestros comunistas criollos han tomado como propia.

Estos temas y la lucha contra la dictadura de Velasco alimentaban y encendían las discusiones de los años 70 del siglo pasado entre apristas y comunistas. Gran parte de los comunistas que llegaron a la Asamblea Constituyente habían trabajado para la dictadura velasquista y a ellos se sumó un importante grupo que retornaba del exilio, que si bien, en su mayoría, eran contrarios al régimen militar, también eran fuertemente antiapristas y por lo tanto tenían una gran carga ideológica contra Haya de la Torre. Un antiguo parteaguas en el plano ideológico estuvo muy presente en el proceso de elección de la Asamblea Constituyente e hizo casi insalvables las distancias.

El Presidente de la Asamblea Constituyente debía ser electo por la mitad más uno de los constituyentes, mayoría que el aprismo no tenía. De los 100 elegidos, el APRA contaba con 37, el PPC con don Luis Bedoya Reyes con 25 y los comunistas en conjunto con 24. Los 14 restantes pertenecían a grupos menores.

Puesto que los variopintos comunistas habían apoyado en su mayoría al dictador Juan Velasco Alvarado, era casi lógico esperar que —guiados por su arraigado antiaprismo— no solo no votarían por Haya de la Torre sino que buscarían impedir su presidencia a toca costa...  y así fue y hasta buscaron una alianza con el PPC para lograr su propósito.

Aquí debemos resaltar la enorme figura de don Luis Bedoya Reyes: su personalidad, su caballerosidad, su capacidad de renuncia al poder, para ceder con hidalguía el paso a la presidencia de la Asamblea, que él pudo alcanzar, a un hombre de orillas ideológicas opuestas, pero en quien supo reconocer que en el cenit de su gloria merecía el apoyo de todo su pueblo. No dudó un solo minuto en respaldar —y con él todo su partido— al trujillano nacido en 1895 y ya en el ocaso de su vida. Desechó el voto de los grupos antiapristas que lo endulzaban con tal de frustrar la candidatura de Haya de la Torre. Más pudo su decencia y su respeto a la figura de Víctor Raúl.

Si este gesto de don Luis Bedoya Reyes revela su gran generosidad, tuvo otro mayor en el mes de julio de 1979. Es muy importante para los apristas no olvidarlo y tiene que ver con la firma de la Constitución. Víctor Raúl había regresado de Houston muy debilitado físicamente, y era casi imposible que firmara la Constitución. Bajo la dirección de Luis Alberto Sánchez, los trabajos en la Constituyente ya estaban llegando a su fin.

He relatado esa etapa dolorosa para nosotros en mi pequeño libro Los últimos días de Haya de la Torre, que publiqué hace ya muchos años, del cual extracto algunos párrafos que revelan el mencionado gesto de don Luis Bedoya Reyes:

El 12 de julio de 1979 la ciudad amanecía trémula y envuelta con una neblina que hacía difícil el camino. La Asamblea Constituyente ese día debía promulgar la Constitución de la República. Sánchez dispuso todo lo necesario para que Haya de la Torre firmase la ley de leyes que regiría los destinos del Perú. En ese mismo momento se encontraban en Vitarte, junto a Haya de la Torre: Andrés Townsend, Luis Negreiros Criado y Jorge Idiáquez.

Sucede algo imprevisto y, rápidamente, con la serenidad del caso, Jorge Idiáquez toma el teléfono y llama a una persona que presto le comunica con el doctor Luis Bedoya Reyes. Luego de estas secretas conversaciones, Jorge le pide a Townsend que tome su vehículo para ir al Congreso de la República. Acompañados del Oficial Mayor, llevando los originales del texto de la Constitución, enrumban nuevamente por la carretera Central.

Luis Negreiros Criado se pasea fumando nerviosamente por el pasillo que conecta el dormitorio con la sala. Más acongojado el rostro de Jorge Idiáquez, quien apenas duerme en esos días. Él no se imaginaba que iba a ser uno de los pocos testigos del momento histórico, es decir, cuando Haya de la Torre firmara la Constitución.

El Oficial Mayor Luis Chacón, con los originales en la mano y caminando lentamente, vestido con terno oscuro, ingresa a la casa de Haya de la Torre. A su lado están Andrés Townsend, Luis Negreiros y Jorge Idiáquez. Afuera se escucha el tronar de la fanfarria aprista que había llegado desde Chiclayo.

Haya de la Torre, mientras tanto, está sentado sobre unos almohadones que se habían colocado para facilitar el movimiento de sus brazos desde su lecho de enfermo.
Jorge Idiáquez, su fiel compañero, ingresa a la habitación donde Haya espera y le indica que el Oficial Mayor ha llegado. De un velador antiguo toma un lapicero y lo pone en la mano del Maestro.

El Oficial Mayor del Congreso, Jorge Idiáquez, Luis Negreiros y Andrés Townsend, observan el momento histórico. Lentamente, pero con rasgo firme, Víctor Raúl traza su firma y al concluir dice: YA ESTÁ.

Eran las tres de la tarde del 12 de julio de 1979.

Sin esa llamada de Jorge Idiáquez y sin la anuencia de don Luis Bedoya Reyes, Haya de la Torre (¡quién sabe!) no hubiera firmado la Constitución en Villa Mercedes.

Hoy, los apristas que vivimos largos años al lado de Haya de la Torre, que sentimos su afecto de padre, hermano y jefe, que lo lloramos cuando murió y lo despedimos con tanta tristeza, expresamos nuestra gratitud eterna a don Luis Bedoya Reyes.

En Villa Mercedes (casa de Haya de la Torre), 04 de Abril de 2013.

*Actualmente es el Sub-Secretario General Político del APRA.

El día que don Luis Bedoya Reyes tomó juramento a Haya de la Torre como Presidente de la Asamblea Constituyente. Al lado derecho aparece el ex presidente Alan García Pérez.




(1) En esa elección y, por primera vez, se estableció la figura del voto preferencial que estaba orientado, fundamentalmente, a dividir al electorado aprista. Pensaron que los líderes que secundaban en la lista a Víctor Raúl podían superarlo en votos. La respuesta fue una votación masiva que supero el millón de votos para Haya de la Torre.